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Piénsatelo bien. Iros a casa, ahora. Vamos. ¿Ves a este chico? Es un mal chico, y quiere verte muerto. ¿Sabes por qué? ¡Porque tú vas a delatar a dos de sus amigos! Así que no puedes hacer esto. Porque te va a encontrar no importa donde estés. Y la próxima vez, no voy a estar ahí para salvarte la vida. ¿Lo entiendes? Los federales, los policías. nadie puede protegerte, es obvio. Si testificas, vas a morir. No voy a hacerlo, te lo prometo. Coges un tren, coges un bus, robas un jodido coche. a mí me da igual. Vete de California esta noche, ¡o estás muerto! Cruzaste la linea, hermano ¿Lo sabes? Aún no. Vamos. Traelo. Vamos. Para mi más viejo, querido y sabio amigo. Lo que empezamos, tú y yo, fue una cosa buena, por una buena razón. En lo que nos hemos convertido es una cosa diferente, por razones que yo ya no entiendo. Siento vientos de tormenta a mi espalda, y no estoy seguro de cuánto tiempo me queda en esto que amo tanto Este libro es para todas las cosas que queremos, y para todas las cosas que aún podemos ser. Te quiero, hermano. J.T. Ve con tu abuela Gracias. Eres bienvenido. Aquí. Cógelo. Gracias. Hay agua fría ahi abajo. Es tiempo de cambios. www.SUBTITULOS.es DIFUNDE LA PALABRA Gracias por seguir esta serie con nosotros. ¡Nos vemos el año que viene! ¡Hija mía, ¿qué te han hecho? ¿Qué le ha hecho a mi hija? Nada, mi comandante. Buscaba a mi hermana Debían de fusilar a todos los bestias como usted! No, signora. ¡Silencio! Sí, señor. ¡Ponte firmes!, voy a informar a tu mando y da gracias de que no te mande arrestar aquí mismo! ¿Cómo te llamas? Giuseppe. Soldado Giuseppe Marsano. ¡Ya te enseñaré yo a molestar a las niñas! Vamos. ¡Lo que hay que ver! ¡Sí, señor! ¡No me des esos sustos! ¿La has encontrado? No, estoy seguro que se ha ido donde el tío Salvatore. ¡Corramos! Ya estarán casados. Con Cerasella no se está nunca seguro. Pero Alfredo es un buen partido, un buen chico. Con las mujeres no basta con ser buenos chicos. ¿Y entonces por qué se casa? No lo entiendo ni yo que la he criado como a una hija. Me parece que fue ayer cuando la trajé a casa cuando la encontré con el hermano en medio de los escombros después de los bombardeos del . Sin padres ni parientes ni nadie. ¡Tiene un corazón de oro, tio Salvatore. ¡Qué dices! Cerasella ha sido una bendición para mi. Me ha hecho feliz cuando todavía podía trabajar en mi establecimiento. ¡El tiempo pasa! ¡Dios mio! Le ha pasado algo a Cerasella, ¡no la veo! A ella nunca le pasa nada. Es ella quien hace que pasen las cosas. ¿Dónde está Cerasella? No lo sé. ¡Se ha escapado! ¿Y qué le has hecho para que huya? ¡Jesús! ¡Ahora la culpa es mía! Tio Salvatore, díganos donde está. Usted siempre la protege. ¡Yo no sé nada! Vayamos a buscarla a otra parte. Deja esos. Tenga. Todavía pueden servir. Le había dicho a Giuseppe que Cerasella no estaba preparada para Alfredo. Pero me dijo que si ella no la «arreglaba» él no podía casarse. ¡Y Cerasella lo ha «arreglado» todo! ¡Allí está Pasqualino! Pasqualino, ¿has visto a mi hermana? No me acuerdo de todos a los que veo. A mi hermana la conoces de sobra.