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Y fundamentalmente antisemitas. Posiblemente sea la primera vez que alguien se salva en Alemania por fingir que es judío. ¿Es usted Frieda Hoffman? Sí. ¿Ha visto al doctor Saltzer? No, hoy no. Por favor, venga conmigo. ¿Por qué? Vamos, por favor. Continúe. ¡Señorita Hoffman! ¡Suélteme! ¡Señorita Hoffman! ¿Quién es el responsable? ¿Dónde está Saltzer? Deja que hable yo. Quiero verle en mi despacho enseguida. He de hacerle algunas preguntas. Está muerto. Traiga sus pertenencias. Todo lo que llevara. Luego hablaremos, Peter. ¿Qué sucede? El doctor Saltzer ha muerto. Llama a Tommy. ¿Por qué Tommy? Llama a Tommy. Buenos días. Buenos días. Perdone, estoy intentando encontrar un martillo encima, ¿verdad? ¿Un qué? Un martillo. Siéntese. Ha venido porque sigue creyendo que soy un espía. ¿Y no lo es? ¿Ha venido por esto? Pues es inútil. No le hubiéramos dado a Groshenko ni cinco centavos por ello. Hace tres años quizá habría valido la pena. ¿Y ahora cree que puede conseguir que me devuelvan mi pasaporte? ¿Se da cuenta que por tener esto le podrían meter en la cárcel? La acusación sería por espionaje. ¿Y a usted le van acusar de algo? ¿De matar a uno de sus científicos? Yo no he matado a nadie. Creí que ya había comprendido que no soy un policía. ¡Maldita sea, Heinzmann, conocía la obra de Groshenko, sabía que iban a matarle! Groshenko no era nada. Era un hombre mediocre. Quizá olvida que yo traduje sus obras. Sus obras fueron escritas para él por el equipo de hombres de la Universidad de Kiev. Groshenko era un oportunista. Se aprovechó de las situaciones, como usted al corregir sus errores, para llegar a la cima. No era un hombre honrado. ¿Estaba usted en Kiev? Sí. ¿Y le ayudó a escribir sus libros? Sí. Profesor, la buena vida en Rusia estaba a punto de acabar para el señor Groshenko. Se había descubierto lo que era. Por eso microfilmó cualquier información para vendérselo a Occidente. Iba a explotar a Occidente de la misma forma que explotó a los suyos. Debo admitir que se convierte en un personaje poco interesante. Y ahora usted y yo, somos importantes. ¿Usted y yo?