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Para olerte, para sentirte. Dime tu nombre. Puedes leerlo en mi tumba. ¿Quién eres? ¿Quién quieres que sea? Llámalo por su nombre: .el padre de las bestias. .el rey de la carne podrida. Ha pasado mucho tiempo, hermano. No lo suficiente, hermano. ¿Y tu existencia en el oscuro y bajo mundo? ¿Y la tuya en esta tierra inmunda? Perpetua. ¿Y el comer carne y beber sangre? Eres más bestia que espíritu. Tienes tanta necesidad de los poderes terrenales. Así me vuelvo fuerte y potente con los desechos de mi reino. Mientras que tú, anémico. .te alimentas de polvo y superstición: .la abyecta súplica de los débiles e ignorantes. Si dejaran de creer en ti, ¿siquiera existirías? No creerán por siempre, hermano. Vivimos en una época de gran ciencia y poca fe. Te estás volviendo insignificante mientras te miro. Solo me preocupa la fe de una. Pero tú no eres espiritual, Vanessa. Tú eres carnal. Igual que yo. Tú eres el lobo. El escorpión. Eres todas esas cosas que se arrastran, que se elevan. .y que acechan en lo profundo del bosque por la noche. Eres poderosa. Sientes cómo te recorre por dentro. Conviértete en el lobo, en el murciélago. .en el escorpión. Sé quien realmente eres. Él apela a tu lujuria y a tus apetitos. Tú eres más que eso. ¡Eres alma y espíritu! ¿Quieres su alma? Yo no la necesito. Dame tu carne. Dame tu sangre. Sé mi novia. Y toda luz se acabará y el mundo vivirá en tinieblas. El aire mismo le será pestilente a la humanidad. Y luego, nuestros hermanos. .las criaturas de la noche, emergerán. .y se alimentarán. Tal es nuestro poder. Tal es nuestro reino. Tal es mi beso. Sí. Un beso, y serás libre de todo esto. En este mundo mortal, siempre serás despreciada. .por tu carácter único. .pero no conmigo. Te encerrarán en cuartos como este. Te tacharán de fenómeno y de hechicera, pero yo no. Te amo por quien eres, Vanessa. ¿Y qué nombre debo susurrarte, amado mío? Soy el Demonio. Soy el Dragón. Me llamo. .Drácula. Ahora los veo claramente. Dos hermanos caídos en desgracia. El espíritu y el animal. Tú buscas mi alma. Tú, mi cuerpo. Pero le fueron prometidos a otro. A aquel que los venció.