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Vamos, cambien de tema. Marthe, no ha tocado su coñac. Tiene razón, Marthe. La guerra es abominable. Esta más que las otras, sin duda. Es una gran consumidora de muchachos robustos, saludables. Como siempre, se salvan los afortunados. Un ejemplo: hoy, en la consulta, vi a un judío muy fuerte. ¿Qué tiene que ver? Escúcheme. Se lo veía en forma. Solo dos pequeñas heridas, apenas visibles: una en el tórax y la otra en la espalda, a la altura del omóplato. ¿Y adivinen qué? Esas dos heridas eran una sola. El tipo había sido perforado de lado a lado con una bayoneta y estaba ahí, contándolo. ¿Cómo es posible? Cualquiera hubiera muerto. Y él, tan campante. Quizá lo vio. Estaba en la escuela hoy. Lo más extraordinario de todo es el detalle que lo salvó. No me creerán. Marthe. Marthe, ¿qué pasa? ¡! ¡Pobre muchacho! Si supiera quién le robó su foto Los culpables son los altos mandos. Qué raro. ¿Por qué se colgó de calzones? Adivina. Después de todo lo que le dijeron, no creo que le importara mucho su uniforme francés. Hay que avisar. Hola, señor. Coronel. Señora. ¡Qué bella carita! ¡Mire esos ojos! Los ojos de la mamá. Sí. ¿Quién va a decirle? Ve tú, Lucien. Eres el que tiene mayor grado. ¡Menuda tarea! Ahí está. Hola, amigos. Se perdieron la misa. Señoras. Coronel. Me tomé el atrevimiento de contar su desventura. Es mi herido más bello. Juzguen ustedes mismas. Hola, señorita. Hola, Simon. ¿Se conocen? De casualidad. ¡Ah! ¡No dijo nada! Ahora entiendo por qué ayer estaba en la escuela. Y su malestar. Definitivamente, no tengo perdón. Mi coronel, vinimos a contarle algo. Amigo, los domingos son sagrados. Vengan mañana a la consulta. A las h. Ahora, disculpen. Buen domingo. ¿Y para colgarse? ¿Hay horarios para colgarse? ¿Cómo? ¿Tiene intenciones de suicidarse esta noche? Uno de sus pacientes se colgó en el jardín del hospital. Era un niño. Vinimos a decirle eso. . Gracias por avisarme. Marthe, discúlpenos. Rose, la acompaño antes de ir. Discúlpenos, señorita. Tenemos otro mandado. Hasta luego. Hasta luego, Simon. Lo siento.