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Pasé un buen rato buscándote. ¿Martin? ¿Eres Martin? Quédate acostado. Ya no vale la pena. No soy malo. Te traigo el correo a la cama. Noticias de Marthe. Intenta merecerla si sobrevives. ¡Martin! ¡Espera! ¡Escúchame! Era imposible no amarla. Ya lo sé. De todas formas, es mejor así. Es como mi hermana. Muchachos, no puedo más. Me mearé encima. Méate. Te dará calor. En serio. ¿Puedo parar a mear? No. Está prohibido por el reglamento del ejército francés. Pregúntale al adjunto. Si se lo pides educadamente, quizá te la sostenga. Ya me hice. Pues te has bautizado. Me encantó. Qué descubrimiento. Te llamaremos Cristóbal Colón. No se burlen. La última vez fue en la escuela. Ya verás. Aquí es como la escuela pero para grandes. Te mimarán como nunca antes. Podrás cagarte encima. Te quedarás sin tripas de tanto cagarte encima. Solo jodiéndola a fondo aliviarás el miedo a la muerte. ¡Silencio! ¡Estamos conversando! ¿Qué quieres? ¿Que vayamos rezando? ¡Silencio! ¡Sancionaré al primero que vuelva a hablar! Cállate, Lariflette. Métete la sanción en el culo. Listo, Loriot. ¡Al foso durante tu permiso! Cállate. No serás tú quien me meta en el foso. Los obuses del Gran Berta lo harán mucho mejor. ¡Quince días al foso, Loriot! ¡Sigue así, me interesa! ¡Si sigues vivo esta noche, Gros Cul! Basta, Lucien. Te pondrá al frente del pelotón. ¿Y qué? Simon, esto me huele mal. Simon, tengo un mal presentimiento. No empieces. Siempre dices eso. Siento que no es mi día. Nos quedamos juntos. Nos quedamos juntos. Como siempre, Lucien. ¿Qué hay que hacer? Haz lo mismo que yo. Detrás de mí. Si me acuesto, te acuestas. Si corro, corres. ¡Al ataque! ¡Simon! ¡Estoy herido! ¡Simon, estoy herido! Me dieron con todo. Lo sabía, estaba seguro. Hoy era un mal día. ¡! No mires, Lucien. ¡No puede ser! No me importa. Vi saltar a Gros Cul. ¡Oh, Dios mío! ¡Duele! ¿Son mis tripas? No es nada, Lucien. ¿Viste? Mis tripas. No es nada. Se cose. Se lo hacen a los caballos. Lo he visto. Simon Se te ha dado por enterrarnos a todos. Henri debe de estar riéndose. . Listo. Veo todo blanco. Cristóbal Colón. Has tenido suerte de principiante. ¿Estás bien? ¿Qué hay que hacer? Lo haces bien. Mete la cabeza entre los hombros. ¡Esto no puede ser! Vamos a la trinchera. No te muevas. Si retrocedes, te fusilan. Son órdenes. Vendrán a buscarnos cuando acabe, vivos o muertos. No te preocupes. ¿Quieres uno? No puedo más. ¡No! ¡No hagas eso! ¡Espera! ¡Paul! ¡Thèrese! Hola, coronel. Mire, ¡vuela! ¿Pasa algo? No me diga nada. Marthe, quiero Tiene que escucharme. No lo creo Se lo prohíbo. Está desaparecido. No es cierto. Cállese. Lo hubiera sentido, Simon. Lo hubiera sentido. Lo sabría. ¡No quiero! Pobre pequeña ¿Qué le pasa? Nada. Se murió Simon. Vamos a pescar cangrejos. ¿Viste ese soldado? Es mi padre. Tonterías. ¿Por qué el tuyo? Porque lo reconozco. Ahí está mi padre. Ese es el mío. Simon no está. Quizá está bajo la torre Eiffel. Es el soldado desconocido. Con una llama siempre encendida. Quizá. Hola, David. Qué bello estás, mi amor. Ven aquí. Hola, Rose. ¿A ver? Qué maravilla, mi amor. Caminas. ¿Qué esperaba? ¿Que aprendiera a volar? Hola, Marthe. Hola a todos. ¿Por qué han venido los tres? Pedido de Martin. ¿Han visto? David camina. ¿Desde cuándo? Ya era hora. Si no, iba a llevarlo al médico. ¿Qué dice? Está perfecto. Yo empecé tarde también. A los dos años. Marthe empezó a caminar a los diez meses. Yo la vi. Las niñas son diferentes. No tienen nada que ver. Marthe, sea amable y présteme a David diez minutos. Quiero llevarlo a comprar caramelos. Los primeros pasos merecen una recompensa. No muchos. Si no, le hará mal. Prometido. Ven, cariño, la tía Rose tiene una sorpresa. No me respondió, coronel. ¿Qué quiere saber? ¿A qué ha venido? Aunque me da mucho gusto. Mejor así. Querida Marthe, más allá del interés que tengo en su éxito Hoy he vendido un libro. O mejor dicho, cambiado. Olvidemos eso. Necesito su arbitraje. Exacto. Déjeme exponer los hechos. ¿Qué hechos? Desde el aperitivo, Martin no ha parado de hablar de un poeta moderno. Intenté convencerlo de que no hay mejor poeta que Rimbaud. A él le gusta Hugo. Absolutamente. ¿Puedes darle al coronel una antología de Rimbaud? Se lo regalaré. Quiero hacerlo cambiar de opinión. Lo dudo. No zanjaré la discusión, pero Martin tiene razón, coronel. La poesía de Rimbaud es magnífica. Mire este poema. Es el más corto. Se llama La estrella lloró rosa. Era el preferido de Simon. La estrella lloró rosa en tus oídos El infinito rodó blanco de tu nuca a tu cintura El mar se volvió rojo en tus pechos Y el hombre sangró negro en tu flanco soberano ¿Simon está vivo? Sí, Marthe. La zona donde lo hirieron fue tomada por los alemanes. Sabe la suerte reservada a un preso alsaciano al servicio de Francia. Dios Pero, desde el armisticio, ¿por qué no me escribió? Nos escribió a nosotros. Quiso saber si no afectaría su vida regresando. Si tenía derecho a hacerlo. Y tuvimos que organizar su regreso. Era una sorpresa. ¿Dónde está ahora? Aquí. Está aquí. La está esperando en la calle, con David. Demoré mucho. Perdón, amor. Debería arrancarte los ojos. ¿Qué te parece David? No sé. Quizá lo ame más que a ti. Si quieres. Ahora, abrázame. Si no, moriré.