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Atácame. Prefiero no hacerlo. Vamos, no te lastimaré. Acá voy, paseando por el corredor con mis ojos azules, toda contenta. Vamos, muéstrame qué me harás. Oye, Miley, dame tu lápiz de labios. ¡Director! ¡Ayúdeme! Así es como manejas a la bravucona. ¿Corriendo? Como un pollo suelto. No puedo creer que Roxy no te enseñara sus tomas. Cuando agarró esa piña como un puma, me aterrorizó. De eso se trata. No tengo que ser un puma. Solo tengo que hacerle creer a la Hiena que lo soy. A Lilly gusta eso. Lamento lo del día de pesca. Pero por eso se las llama tormentas de terror, porque lo son. ¿Podría abrir la puerta? Tienen suerte de que todavía el lugar esté abierto. El departamento de salud pública quiso clausurarme la semana pasada. ¿En serio? ¿Por qué? Por los bichos. Los bichos grandes. Pero no se preocupen, ya fumigué todos los otros cuartos. ¿Porque este ya está fumigado? Bueno. Bienvenidos a la suite nupcial. Vaya. Sí. Qué raro, cuando me imaginaba mi luna de miel, no incluía la cama con forma de corazón ni el papel satinado, ¡ni a mi papá! Bueno, es mejor que tener a la suegra. ¡Vaya! Eso fue una pesadilla. Voy a buscar a Franklin para que les traiga toallitas limpias. Querrá decir toallas. Bueno. Quiero volver a casa. Vamos, Jackson. Todo esto es para que tuviéramos un tiempo para nosotros dos. Encontramos un obstá. ¿Por qué no lo vemos como una aventura? Está bien, de veras quiero volver a casa. No está tan mal. Hasta me recuerda la noche de póquer en la casa rodante del tío Earl. Soy Franklin con las toallitas. Recuerda, es una aventura, una aventura con un títere. ¿Ustedes dos en la suite nupcial? ¡Qué extraño! Franklin, ¿cuántas veces te dije que no te burles de los invitados? Así no volverán. Que disfruten su estadía. Nos tomaremos turnos para dormir. Eso es. Miley como un puma. ¡Sí, es un puma malvado! ¡Mejor corre, Hiena! ¡Vamos, comienza a correr! ¿Por qué no corre? Te advierto, Miley es como un puma. Miley es como un puma. Miley corre como un puma. Basta, papá. Deja de hacerme cosquillas en los pies, papá. ¿De qué hablas, hijo? Estoy acá.