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…podré visitarte mucho más. No, entiendo, pero ¿le diría que me iré por esta noche… …pero mañana regreso? Sí, le diré. ¿Me promete que se lo dirá? Sí, prometo que se lo diré. – Está bien. Bueno. No te preocupes. – Muchas gracias. De nada. Charley, ¡apúrate, carajo! Igualmente, gracias. Ahí está. Muévete. Sube adelante. Hola. Este es Charley. Hola, Charley. Bonnie. ¿Eres jinete? Está demasiado gorda para eso. Bajé tres kilos. Ya estoy en kg. ¿Sí? Te lo juro. Trae una balanza. Bueno, está bien. ¿Qué sueles hacer, Charley? Cuando Del no te obliga a hacer su trabajo sucio. Corro. Juego al fútbol. ¿En la escuela? Sí, pero todavía no. Jugaba en Spokane, en el equipo de primer año. Ganamos ocho partidos seguidos. ¿De qué jugabas? Esquinero. Y, a veces, de receptor. Soy demasiado delgado para más que eso. Cuando deje de crecer, quiero levantar pesas. Hace seis meses que no crezco, así que… …pronto, quizá. ¿Qué haces en Portland? Mi papá se mudó aquí por trabajo. ¿A qué se dedica? ¿Podríamos no hablar? No te hablo a ti, le hablo a él. Me harté de ti a los minutos de conocerte, hace años. Muy graciosa. Solo digo lo que pienso. ¿Es difícil ser jinete mujer? No es fácil, eso seguro. Preparaba los caballos para varios entrenadores. Me prometían que montaría. Cuando era el momento, jamás me llamaban. Así que esperaba a los caballos que nadie más quería. ¿Nunca te lastimaste? Sí, en una carrera en Union… …en el este de Oregon. Estaba en la gatera… …el caballo retrocedió, se dio vuelta y no pude esquivarlo. Me cayó encima. ¿Qué pasó? Me quebré la pelvis, me perforé un pulmón. Mi mamá estaba ahí. Me vio en el suelo, yo gritaba de dolor, y solo me dijo: “Igual puedes correr la séptima, ¿no?” Después, conseguí trabajo en Red Lobster. Me gusta ese lugar. Fui al de Spokane con mi papá cuando cumplí años. Luego regresé. Es lo normal. Al lado del tipo para el que cabalgaba, Del es un rey. Era un pervertido. Le gustaba ver a chicas orinar. Y luego, otro caballo se asustó. Me lanzó contra el cerco, me rompí la espalda. .
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