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Pero te gustaba estudiar Zvi Arye. Lo sé, pero decidí que eso no es para mí. Escúchame, tengo buenas noticias. Escucho. Arthur Glicksberg vino hoy al yeshivá. Es un hombre muy rico. Apoya unos veinte yeshivás. En todo caso, reuní valor y hablé él, y empezaré a trabajar él. ¿Ah, sí? ¿Te compró ese celular? No, después de hablar él, estaba tan emocionado que fui a la plaza Davidka y lo compré a un precio increíble, y lo puedo pagar en cinco cuotas. Lippe. ¿De verdad crees que puedo trabajar el rabino Glicksberg esa porquería que tenía? ¿Y de verdad trabajarás para él, un sueldo y todo? No me pagarán al principio. Haré mandados, seré su chofer. Así empiezan todos. De esa manera, escalaré. En diez años estaré haciendo más en un día, de lo que hago en un año. Te llevaré a hoteles. No quiero ir a hoteles, quiero que estudies la Torá. No te preocupes, Giti, la estudiaré todos los días. ¿Te sientes bien, Giti? Sí, sólo estoy cansada. Pronto vas a poder descansar mucho. Cuarenta y siete. Cuatro, siete. Setenta y cuatro. Siete, cuatro. Mira esto, tengo tres seguidas. ¿Y qué? Tengo una tumba que me compró mi esposo. ¿Y eso en qué me beneficia? En nada. Cuarenta. Cuatro, cero. Una invitación para la fiesta de oraciones de la escuela donde tu hijo es el director. Bonita, ¿verdad? Muy bonita. Sólo espero que salga ó . Cincuenta y seis. ¿Sabes. Cinco, seis. .qué pasó hoy, madre? Veintiuno. Dos, uno. Un niño dijo malas palabras en su ensayo de coro. ¿Qué dijo? ¿Mequetrefe? No importa, no lo repetiré. Vamos, ó . Cuarenta y seis. ¿Sabes quién era ese niño, madre? Setenta y uno. Siete, uno. Tu bisnieto, Velvale. ¿Velvale dijo una mala palabra? ¿Qué dijo? ¿Nalgas? ¿Tonto? ¿Qué? ¿Y sabes de quién lo aprendió? ¿De ella? De la TV en tu habitación. Diecisiete. Uno, siete. Pero no le permito que mire. No le permites, pero mira de todos modos. Te imaginarás que fue la comidilla de la escuela, el nieto del director maldiciendo. Treinta y dos. Tres, dos. Suficiente. Me mudaré al extranjero. Sesenta y cinco. Seis, cinco. Recuerdo cuando dedicabas cada momento a recitar salmos, a leer la Biblia de la Mujer. Cincuenta y uno.
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