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¡Confiesa! Los cargos son enormes. ¡Tu confesión te salvará la vida! Y servirá para salvar vuestras conciencias. ¿Qué estás diciendo? Digo que Dios ha muerto. ¡Blasfemia! ¡Herrick, Willard! ¡Deténganlo! ¡Defiéndete, John! ¡Quieren matarte! ¡Quieren matarte, John! ¡Doy por cerrada la sesión! Han pasado cuatro meses. El número de acusados aumenta día a día. Nadie, ni siquiera los pastores, están a salvo de las denuncias. Los pobres se quejan y el miedo supera a los ricos. En virtud del decreto del Tribunal Especial, promulgado el de Septiembre de , Martha y Gilles Corey, Rebecca Nurse y John Proctor serán colgados mañana martes de Octubre a las de la mañana frente a la prisión de Salem hasta la muerte a menos que confiesen sus crímenes. Sólo bajo esta condición sus vidas serán perdonadas. Esas pequeñas zorras no perdonan a nadie. Comerciantes, abogados y hasta pastores son acusados. La gente no se atreve a salir de sus casas. Y los negocios están paralizados. Las reservas se están pudriendo en los almacenes. ¿Me escuchas? ¡Esto tiene que acabar! Nos estamos arruinando. ¿Qué quieres que haga? Une tus fuerzas a las nuestras. ¿Quiénes sois? Los ciudadanos razonables. ¿Y me necesitáis? Eres el más rico de la comarca. No lograremos nada sin los ricos de nuestro lado. Hay otros ricos. Se unirán si tú lo haces. Ven a mi casa esta tarde a las . Te esperamos. No voy a ir, James. Dios nos envió este látigo para castigarnos por nuestros pecados. Es inútil, Thomas. Todos sabemos que tu hija lo empezó todo. Ten cuidado. ¡Ten cuidado tú! Si me comprometes puede que mi hija diga tu nombre ante el Tribunal. Escucha, Thomas. Si ella pronuncia mi nombre ante los jueces, te encontraré donde quiera que estés y pondré dos balas en tu vientre. ¡Aquí estáis, basura! ¿Qué maldad vais a hacer? ¡El perro negro! ¡Cálmate, sapo! ¿Terminaste? Este es el modo de tratarlas. Sr. Putnam, ¿no es ese su hermano? Apenas hemos tenido contacto desde hace años. No sé por qué vino. Venimos para llevar a Ann a la prisión. ¡No quiero! ¡No quiero! Ann está cansada, niñas. Marchad sin ella. ¡Papá, no me dejes ir! ¡No quiero verlos sufrir!
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