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Le dije a mi asesora que quería hacerlo y se rió en mi cara. Muy bien, chicas. ¡Vamos a celebrarlo! ¡Traigan un cuchillo para cortar eso en trozos! Entrenador Tucker, los estudiantes son la “clase protegida”, y no está bien que usted, un hombre blanco con privilegios, los menosprecie. ¿Privilegios? Tengo el sueldo de un profesor. Y soy gay. Ya, ser gay no compensa lo mismo que antes. Si fuera trans, eso sumaría mogollón. ¡¿Se ha vuelto loco todo el mundo?! Jay. No, no, estoy harto. ¿Qué? ¿Son todos tan sensibles que van a echar a perder el fútbol? En mis tiempos, nuestro equipo, los Comedores de repollo Hamilton, capitaneados por Knish Bronstein, nos enfrentamos a los Bandoleros de Lincoln, con José “Speedy” Gonzales de quarterback. Y después de tres horas de sobarnos las partes en la pila de jugadores, nos dimos la mano como hermanos y fuimos a pelearnos con unos cabezas de salchichas en PierogiTown. Estados Unidos. Una fusión de culturas preciosa. ¿Cómo vas a haber vivido eso? Ibas al instituto durante el Verano del Amor. Entrenador Tucker, no sé qué hace este hombre aquí, pero es miembro de la “clase protegida de ancianos”, y legalmente no podemos contradecirlo. Lo siento, tendrá que encontrar una forma más delicada de motivar a los jugadores. No sé entrenar de otra manera. Necesitamos consejo de alguien que juegue al fútbol, pero también sea un milenial rarito y ñoño. Gracias por venir. Vamos a enseñar a estos caballeros cómo comunicarse en el siglo XXI. Digamos de uno en uno el pronombre de género preferimos. Yo empezaré. Soy cisgénero, él diagonal él. Ella diagonal Ella. Ellas diagonal Ellas No he venido a crear problemas, Bob está bien. ¿Este es tu equipo de rubgy? Me fascina esta historia suya del centro comercial. ¿Dices que estabas de compras? Sí. Ya sabes cómo soy con los zapatos. Echemos un vistazo, ¿no? No sabía que tuvieses los pies tan pequeños. Sí, soy muy grande por arriba y pequeña por abajo, como la mismita Sudamérica. Póntelos. ¿En serio? Quiero vértelos puestos. Sí, señorita. Me siento como la Cenicienta. Vamos, veamos cómo desfilas con ellos. Bonitos zapatos. ¡Nunca me he sentido más hermosa!
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