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Estamos adentro, estamos adentro. [Pitín] Esto para mí es un milagro. Yo vivo en un auto. Imagináte para mí lo que es abrir una llave y que salga agua. Increíble. Potro empezó a jugar en la escuelita. Empezó a demostrar muchas habilidades. Y enseguida Fabricio, que es un pijo, dijo “yo también quiero jugar”. Lo convenció al padre de mandarlo a entrenar en una escuelita de la Juve de Italia. ¿Qué hace? Lo desfinancia por completo al Potro y pone toda la confianza en Fabricio porque le veía más potencial. Potro estaba como loco. Primero acusa al padre con la policía de haberlo abusado sexualmente. Después le rompe todo el auto con un hierro. Un lindo auto. Después prende fuego a la casa, o sea, un delirio. Quilombo espantoso. Bueno, de ahí fue al reformatorio. Cuando sale del reformatiorio y quiere volver a la casa, lo habían corrido, lo echaron. Una tragedia. Espantoso. [entrevistador] Boludo, tú descubriste al Potro, ¿verdad? [Pitín] Sí, sí, es verdad. Yo lo encontré después, jugando en la calle. Ahí en esos potreros, el pasto seco. Sólo ves una nube de polvo y abajo están los chiquitos jugando. Sólo veo al Potro, y sobresalía. Esos pibes son un imán. No puedes dejar de mirarlos jugar. Era un distinto, como decimos acá. Y bueno, lo que pasa es que yo no lo podía colocar en ningún club de acá porque conocían toda la historia de él, salió en los diarios. Pero yo tenía un amigo que entrenaba en las fuerzas básicas de los Cuervos de México. Lo coloqué ahí, y ya todos saben la historia. Él se hizo de abajo. Nada le regaló nada al Potro. Eso es tener huevos. Así. Hola, chicos. Les presento a Diego. Él va a ser uno más de los padrinos, ¿no?, como quedamos. Háganse amigos. Chau, má, nos vemos abajo. No te está saliendo, muchacho. No, sí, sí, sí, es así. A ver, dejame que yo. No, tranquilo. Yo lo tengo. Tranquilo, lo está haciendo bien. Escuchá, mantenelo lejos. ¿Okay? Mantenelo lejos. Que no se me acerque. Okay. Quedate tranquilo. Lo domamos, lo tenemos tranquilo toda la noche. Como en la cancha. No quiero que nadie se me acerque. [ríe] Es difícil, pero ya casi lo tengo. Está lejísimos, es la décima vez que intentás.

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