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¿Para qué? Para discutir tus ataques a la iglesia. Y tu refugio de paganos en la villa real. Debes tomar esto con seriedad, Alfred. No son las únicas voces que se alzan contra ti. Demasiado lento. ¿Por qué observa a estos paganos? Tengo curiosidad de ver a una mujer peleando igual que un hombre. He escuchado hablar de estas llamadas escuderas. No creí que realmente existieran. No es apropiado ni decente que las mujeres luchen. Solo estos horribles paganos, adoradores del diablo, lo permitirían. Me sorprende y me inquieta que el rey de Wessex permita que estas gentes vivan libremente en la villa. Los hijos de Ragnar, quienes de la forma más violenta mataron al rey Aelle y al rey Ecbert. Y ahora son tratados como invitados de honor. Deberíamos dejar descansar a los caballos. Pidió verme. Sí. Por favor, siéntate. ¿Vino? Creo que tu hermano Björn está en mi contra. Se siente. traicionado. Lo comprendo. Pero ¿qué puedo hacer? No fue por mi culpa. Y por el momento, no me es fácil volver a concederles esas tierras. Muchos están en contra. Y ¿qué se supone que hagamos? Un consejo. Podrías renunciar públicamente a tus dioses paganos y ser bautizado como cristiano. No puedo imaginar que Björn lo aceptara. No hablo de Björn, sino de ti. Si haces eso por mí, Ubbe, una parte de mi carga se aliviará. Ragnar habló conmigo cuando era un niño. Y habló sobre tu gente y mi gente, compartiendo la tierra. Y creo que de todos sus hijos, tú eres el más parecido a él. Le dijo a mi abuelo que ya no creía en sus dioses. Eso no es verdad. Mi abuelo me lo contó todo. Quería prepararme para tiempos como este. Y amaba a tu padre. Lo sé. La muerte de tu padre lo destrozó. Lo destruyó. Necesitaré tiempo para pensar en lo que me ha dicho. ¿Qué te pasa? ¿Qué me pasa, mamá? ¿No tienes nada que decirle a tu futura esposa? Dios sabe que la pobre muchacha debe sentirse abandonada. Desatendida gravemente. Lo siento. No te disculpes conmigo. Habla con ella y discúlpate con ella. Al menos finge que estás interesado. Madre, no tienes ni idea. No. Entiendo más de lo que imaginas. Y me niego a dejarte que sientas lástima por ti.